Algunos consejos para el cuidado de la piel

Cuidar nuestra piel es un gesto cotidiano que nos ayuda a estar mejor y nos hace sentir bien, además de ofrecernos un buen momento para mimarnos y ocuparnos de nosotros mismos. No se trata de utilizar una gran cantidad de productos de higiene o cosméticos, sino de elegirlos bien. El uso excesivo de jabones, por ejemplo, reduce la acidez de la piel y altera su funcionamiento. Los ingredientes artificiales contenidos en los productos convencionales pueden irritarla, aumentar su permeabilidad a los agentes tóxicos y provocar reacciones alérgicas.

Para cuidar la piel de forma natural debemos seguir una alimentación equilibrada, rica en los nutrientes necesarios a los procesos fisiológicos de la piel, hacer ejercicio físico regularmente y elegir productos de higiene lo menos agresivos posible, evitando los productos sintéticos y optando por marcas que apuesten por la cosmética natural y ecológica.

jabónLa ducha diaria puede realizarse con una cantidad mínima de jabón, siempre de origen natural. No por tener mucha espuma significa que el producto sea de mejor calidad o limpie más. Lo ideal es que el agua estuviera libre de cloro y sus derivados, así como de cal. Se puede usar un filtro de carbón activo en la toma de agua de la casa o en la salida del baño para eliminar estos elementos indeseables.

crema corporalTras la ducha es conveniente aplicarse sobre la piel todavía húmeda un aceite vegetal que ayude a retener la humedad, o bien, después de secarnos, una crema hidratante para mantener la elasticidad e hidratación naturales.

Si nos gusta usar desodorante, deberíamos optar por uno natural sin aluminio ni componentes sintéticos. Una buena opción es la piedra de alumbre. Es un sulfato doble de aluminio y potasio que actúa regulando la transpiración y neutralizando los malos olores, inhibe la proliferación de bacterias que causan el mal olor y es astringente y cicatrizante. No es absorbido por la piel, por lo que resulta inocuo.

La piel de la cara y el cuello está expuesta a la contaminación ambiental, que la cubre con una capa de suciedad y tapona los poros. Es necesario lavarse estas zonas por la mañana y también por la noche, antes de acostarse. Aunque nos dé pereza, conviene realizar una rutina específica.

  • Lavar es el primer paso. Deben usarse exclusivamente jabones vegetales, geles limpiadores o lociones a base de plantas.Leche limpiadora de saponaria. Taller Amapola
  • Tonificar es necesario para equilibrar la acidez de la piel (el lavado la alcaliniza demasiado). Para ello hay que elegir tónicos naturales certificados.
  • Hidratar, después de lavar y tonificar, con cremas de características adecuadas a nuestro tipo de piel (normal, seca, grasa o sensible).

Crema ultranutritiva de aloe vera, extracto de caracol y rosa mosqueta

  • Nutrir con un aceite o crema específica por la noche.
  • Exfoliar, una vez por semana, según el tipo de piel, ayuda a eliminar impurezas y células muertas y prepara la piel para la aplicación de productos de cuidado.Mascarilla arcilla de azahar. Taller Amapola
  • Aplicar una mascarilla como tratamiento intensivo.

Podemos pensar que seguir todos estos pasos supone una pérdida de tiempo cada día, pero si nos lo tomamos como un ritual de autocuidado nos ayudará a reducir el estrés diario, a calmar nuestra mente y, además, aportará un brillo especial a nuestro rostro. Recomendamos aplicar los productos de limpieza y tratamiento de la cara por medio de un masaje facial. Se puede hacer con las yemas de los dedos, mediante una presión leve que sigue el sentido de los músculos y termina con toquecitos sobre toda la cara, incluidos los párpados.

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